jueves, 26 de enero de 2012

TÉCNICA DE VALSALVA

• Aún requiriendo una ejecución más compleja y una capacidad particular, puede

obtenerse una presión superior a la maniobra de Valsalva, sin que el apneísta

sea musculoso.

• Además de aumentar la presión, a la par activa movimientos similares a los de

la deglución, aunque más intensos y localizados en los orificios de la trompa

de Eustaquio, favoreciendo su apertura, por lo que se compensa con presiones

inferiores a las que requiere el método de Valsalva.

• Emplea haces musculares reducidísimos en relación con los empleados en el

método Valsalva, de aquí su valor.

• Es de rápida ejecución y puede ser repetida continuamente con un mínimo

esfuerzo y con extrema facilidad.

TÉCNICA DE VALSALVA

Antonio Maria Valsalva (1666-1723), célebre anatomista y autor del tratado
De Aura

Humana
, ha dado el nombre a la maniobra de compensación usada por millones de

submarinistas. A principios de 1700, Antonio Valsalva empleaba esta manipulación

para expeler, agujereada la membrana timpánica, las sustancias purulentas de la otitis

media. Posteriormente, el método de Valsalva se empleó en inmersión y se acuñó

su enunciación correcta en relación con la ley de Pascal: «
Creando una presión en

la cavidad mayor ésta será difundida de modo uniforme en todas las cavidades

menores comunicantes
». La maniobra consiste en

ejecutar un esfuerzo respiratorio máximo, iniciándolo en

apnea inspiratoria y manteniendo, como dicen los escritos,

«fuertemente cerradas la boca y la nariz». El esfuerzo espiratorio,

estando cerradas las salidas naturales, provoca un aumento

de la presión intratorácica, que, en esas condiciones,

encuentra su escape hacia el ambiente externo en la dirección

del tímpano. Dado que la presión la provoca un esfuerzo espiratorio,

es decir, una disminución del volumen endotorácico,

para alcanzar su máxima eficacia debe practicarse en

apnea inspiratoria
. De esto se tendería a pensar que un

sujeto en espiración forzada no podría ejecutar esta técnica, y

un apneísta que se encuentra en cotas muy profundas no

podría obtener la máxima potencia, o sea la máxima presión,

y tendría dificultades para compensar, siendo el volumen de

aire pulmonar proporcionalmente reducido respecto a la profundidad.

Sin embargo, esto no sucede así; de hecho, muchos apneístas que descienden

a cotas muy profundas utilizan al inicio la técnica de Marcante-Odaglia, para

luego pasar, en la última fase, a la técnica Valsalva. El resultado no dependerá de la

fuerza sino de la capacidad de permanecer relajados y comportarse en el fondo con

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la compensación

La imposibilidad de compensar dispara un mecanismo de defensa del organismo,

que sabe que no está integrado en el ambiente y frena el descenso. La solución a este

problema es sencillo: para resolver la dificultad de compensar a ciertas cotas, hay que

bajar a esas cotas. A dicha profundidad, controlar la posición de la cabeza, relajar la

glotis, el tramo cervical, los hombros… se hace de forma progresiva para entrenar la

compensación; no se desciende en peso constante, aleteando, sino empujados, por

ejemplo, por un lastre o con los brazos ayudados por el cabo, ahorrando energía y

oxígeno. Llegaremos así al punto crítico con más margen para remontar y podremos

dedicar más tiempo a las maniobras. En los últimos metros, se podrá reducir la velocidad

de descenso, frenando con las manos sobre el cabo. Alcanzada la profundidad

establecida, el apneísta interrumpirá su caída, agarrándose al cabo, comprobará si se

encuentra relajado, con la cabeza en línea con el cuerpo, y con un movimiento suave

y armonioso empujará con el diafragma hacia la base de los pulmones, como hemos

indicado en el Apartado 7.2. Todo debería ocurrir controlando con la mente cada

acción y asegurando la máxima relajación. Entonces se procederá a la compensación

de los tímpanos y de la máscara. Esta parada en el fondo durará pocos segundos, después

de lo cual iniciará el ascenso de forma pausada. Repitiendo este ejercicio en la

cota crítica, nuestro cuerpo se habituará psicológica y fisiológicamente a la presión.

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